La importancia de llamarse Gus (2022) Painting by Ana Lorena Moledo

Pastel, ceras, grafito sobre cartulina.

Esta obra fue creada inspirándome en mi nieto, del que surgió un relato que aporto a continuación.


La importancia de llamarse Gus.


Era una tarde lluviosa, y la humedad calaba hasta los huesos. Hoy, definitivamente, no podríamos bajar al parque. Hacía un buen rato que había dejado de jugar con mi nieto, un mocoso de cinco años de carácter inquieto e imparable, que a mi juicio y por mi cansancio tenía la sensación de haber jugado muchísimo.. pero ese "muchísimo" nunca era suficiente para él.
Era un peligro dejarlo a su libre imaginación ,y como no le dejaba jugar con la tablet, mucho me temía que acabaría haciendo alguna de las suyas.
No habían pasado ni 10 minutos cuando lo veo abrir todos los cajones del estante de la cocina formando una escalera para coger un "no se que" y romperse la crisma.
_bájate de ahí ahora mismo! le grito ..ó te llevo inmediatamente al cuarto de los ratones!
Se me quedó mirando incrédulo preguntándome:
_dónde está el cuarto de los ratones?.. es mentira!
_ mentira..? ahora mismo vamos a bajar y te lo enseño!
Cogí las llaves del cuarto-trastero, que estaba al fondo del pasillo del rellano del portal tras una puerta metálica.
Alejandro me siguió entre mudo y expectante, y al abrir la puerta bajamos las escaleras encendiendo la única y solitaria bombilla del amplio cuarto, donde proyectaba un ambiente entre tétrico y tenebroso, atravesamos el pequeño aseo que había a mi izquierda, y el panorama desprendía una atmósfera entre mágica y desoladora que envolvía todo el desván. Estaba lleno de bártulos playeros, varios muebles y cajas de antiguos juguetes de su padre, en el que había un viejo muñeco ET con una diminuta bombilla en el dedo índice, también estaba guardada en su caja y con una seguridad antipolvo, la famosa espada de rayo laser azul de Star Wars, con expresa orden pegada por escrito en la que se leía con mayúsculas: NI TOCARLA!!
Faltaba la cazadora de cuero roquera que le regalé a mi hijo cuando cumplió los 17, (en que mala hora, porque durante años no se la quitaba ni para comer),había venido la semana pasada diciendo que se la llevaba para usarla, no se como, pero para usarla, observando que según iba creciendo la cazadora, él, también. Un misterio sin resolver si tenemos en cuenta lo que había desarrollado y engordado desde entonces, ahora con la edad de 41. Moví la cabeza y fui consciente de que ese gesto lo estaba haciendo muy a menudo últimamente...
Me quedé mirando la cara de Alex, con sus enormes ojos abiertos como platos, y reconocí inmediatamente su fascinación, era la misma que yo tuve siempre por los desvanes donde me pasaba horas hurgando en todos los cajones descubriendo docenas de pequeños objetos extraños, silenciosos testigos de vidas pasadas, y de las que imaginaba interminables historias.
Alex, se dirigió rápidamente hacia las cajas para saber que contenían y reparó en una pequeña jaula desvencijada conservando todavía dentro lo que había sido un trozo de queso, ahora un duro moho verde fosilizado, metió su pequeña mano a la velocidad del rayo y lo escondió detrás de su espalda.
_No quiero que le pongas trampas a los "guses"!
_Dame ahora mismo esa porquería, antes de que te contamines y a lavarse las manos inmediatamente!..Pero Ya!!
_No!
_No me dasafíes Alejandro!
_No me dasafíes, no me desafíes ,repetía él como diez veces..
Me dirigí hasta el aseo agarrándole del brazo y sin piedad, no podía dejar de pensar que su supuesto castigo del cuarto de los ratones, de forma paradójica, había pasado a ser, "mi" supuesto castigo, del "cuarto de los guses" acompañado de la frasecita que aún me retumbaba en el cerebro : "no me desafíes, no me desafíes, no me desafíes.."

La cantidad de veces que me esperaba bajar para complacerle y que me sacrificaría con resignación, antes de que jugara con la tablet y su yotube lleno de dibujos interminables que le robaban la creatividad.
Volví a mover la cabeza con este pensamiento mientras le lavaba bien las manos de restos de moho y sabe Dios que ..y con ese movimiento, que mas que un movimiento ya se había convertido en un "tic" dije cargada de infinita paciencia:
_Este niño..!

_Esta abueli!, me contestaba él..

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